[…] Cuando carecemos de una percepción universal-inclusiva-integradora de las circunstancias, empezamos a vivenciar las mismas desde la separación de polos. Entonces, nuestra percepción está dividida, nuestra percepción es parcial. La percepción dividida tiende a elegir un polo sobre otro, llamando bueno a un lado y malo al otro. Se busca erradicar al malo a favor del bueno. El positivo ha de vencer al negativo.
Esta lucha, en apariencia honorable, es lo que justamente está fundando una lógica de conflictos y sufrimiento. A la percepción de una circunstancia que construye una experiencia de conflicto y sufrimiento, la podríamos llamar una percepción limitante. Limitante, porque solo ve una parte. Si tu percepción está limitada, empezarás a limitar la experiencia de las circunstancias que te acontecen. Empezarás a fragmentar, dividir, separar tu vivencia.
Pensamos que es la percepción negativa la que está construyendo una experiencia de sufrimiento, y por lo tanto, lo que hemos de afianzar en nuestro interior es una percepción positiva. Esta creencia es una de las causas raíces que perpetúan el patrón repetitivo del conflicto, haciendo que penduleemos entre los placeres del positivo y los dolores del negativo.
La dependencia -incluso adicción- al placer y la resistencia al dolor es lo que construye la lógica fundante del sufrimiento. La necesidad de hacer eterno lo que está destinado a cambiar.

La percepción limitante no es mala, solamente está fragmentada. La pregunta que podríamos hacernos una vez comprendido esto sería si existe en nosotros la posibilidad de percibir sin límites, sin fragmentos, sin división. ¿Existe un punto de observación en nosotros que sea totalmente inclusivo? ¿Un punto de observación universal? ¿Existe en nosotros un punto de observación verdadero, real, original y auténtico?
La respuesta sólo puede hallarse en el reconocimiento interno de tu percepción, no de forma conceptual o verbal, sino de forma vivencial. Al principio partimos de una resonancia con la noción de percepción original y universal, para después empezar a vivenciarla, de manera cotidiana, como una dinámica que expande nuestra conciencia. Comunicamos lo abstracto (principio lógico-información-propósito-masculino) con lo concreto (principio energético-existencia-femenino), lo cual genera una toma de conciencia cotidiana, una expansión de conciencia diaria […].
No lo dejes en unas palabras interesantes o resonantes, hazlo vivencia, descubrimiento y auto-observación. Hasta que no lo empieces a reconocer en el interior, seguirá siendo una creencia, una teoría o una filosofía. Cuando uno empieza a reconocer cómo opera la percepción original y universal en su interior, ya no es una teoría, sino una ley. La verdad no es algo externo en lo que has de creer, por muy demostrado que pueda estar, es algo que uno ha de ver y vivenciar en su interior.
FUENTE:
David Colin Williams Garrido – Mirar desde el vacío (2016) | Págs. 23-25
https://www.psicobiologiatrascendental.com/libros/